A tomar nota de significativas diferencias entre estas y anteriores elecciones presidenciales en el Perú
Desde la caída del fujimorismo hemos votado así: por Toledo para que no gane Alan, por Alan para que no gane Ollanta, por Ollanta para que no gane Keiko, por.... Un momento, este año no todos los candidatos se dividen en "malos" o "menos malos". De hecho, más de uno ha exhibido solvente conocimiento de la realidad peruana y propuestas interesantes.
Por otro lado, tras un mes de campaña dura en medios y redes sociales, se percibe el aumento de la penetración de Internet en las provincias que concentran los "bolsones" de votantes. Esto explicaría los saltos de algunos postulantes en las siempre cuestionadas encuestas. Los Torres y Torrados podrían regalar puntos pero no ya inventar outsiders.
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IMA: Barnechea y Mendoza escalan en encuesta sin Julio Guzmán (RPP). |
Toledo y Alan no parecen recordar que en su momento fueron elegidos en segunda vuelta como el "mal menor". A la minoritaria votación que alcanzaron en primer vuelta, su base real el año que los eligieron, se debe restar el desgaste de sus respectivos gobiernos y posteriores denuncias de corrupción. Frente al espejo, no deben estar tan sorprendidos de las encuestas como lo expresan en público.
Lo que este año puede ser determinante es que la mayoría de los peruanos parecen estar buscando a alguien nuevo para gobernar. Tal vez terminen eligiendo, una vez más, al "menos malo", pero hay síntomas de cambios en la tradicional dinámica democrática que podrían notarse más en siguientes elecciones.
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"¿Qué culpa tengo yooo...?!" (Foto: Elías Alfageme). |
En un futuro próximo, las redes de fibra óptica que funcionarán a lo largo de la sierra y de la selva podrían ser irreconocibles caballos de Troya para autoridades demagogas y corruptas. Las pantagruélicas oes de los discursos y mítines serán completamente estériles, acaso ya lo sean.
Por ahora, tanta atención como le ponemos al voto presidencial, debemos dedicarle a nuestra elección de congresistas. Ya se sabe que la camarilla mercantil que afianzó su poder en los 90 se aferrará a la yugular del Perú con garras y colmillos. ¡A elegir sendos piedrones para sus zapatos!