Los limeños siempre celebraron los carnavales con entusiasmo y hasta con locura. Los corsos de carros alegóricos de antaño han sido remplazados por frenéticas celebraciones en los clubes departamentales y distritales protagonizadas por los provincianos y sus hijos, quienes constituimos la mayoría de la población.
1928. Magnífico carro alegórico pasando por el Jirón de la Unión. Ojo a la curiosa propaganda de artículos de carnaval.
Las celebraciones callejeras de ahora, en cambio, no se parecen a las de Venecia y solo se comparan con las de Río de Janeiro, por el nivel de violencia que a veces alcanzan. Los desfiles y mascaradas han cedido su lugar a hordas de imberbes que paralizan la ciudad cada domingo de febrero, despilfarrando inconscientemente el agua.
CHAU AGUA. Acostumbrada escena de cada domingo de carnaval. (Foto: Andina/Grández).
Ellos son herederos de una tradición de desenfreno que ya en los años 20 intentó detener el presidente Augusto Leguía, al disponer que en lugar de baldazos, se celebre el carnaval con bailes, comparsas, serpentinas, chisguetes y retretas.
APTO PARA TODOS. Niños y adultos comparten la alegría del antiguo carnaval limeño.
El tiempo y la explosión demográfica echaron a perder las reformas de Leguía tal como se comprueba al comparar las fotos del carnaval limeño de 1928, tomadas del
archivo municipal, con las captadas en estos días en los barrios populosos de la carnavalesca capital peruana.
PISCINAZO. El objetivo del grupo es sumergir a un transeúnte desprevenido en el fondo de una poza turbia (Foto: Andina/Cornejo).
COMPARSA. El desfile pasaba por la avenida Alfonso Ugarte frente a la antigua cárcel de El Sexto.
CHICAGO CHICO. Chibolos del populoso distrito de Surquillo. (Foto: Andina/Urra).
UNIVERSAL PICTURES. Carro de los Estudios Universal. Promocionaba el estreno de La cabaña del Tío Tom en el Callao.
CARNAVAL ARISTOCRÁTICO. Juegos de carnaval en el entonces exclusivo balneario chalaco de La Punta.
LIMEÑAS DE AYER. La Reina del Carnaval y sus damas de honor en el carro principal, arrojando serpentina a sus "súbditos".
LIMEÑAS DE HOY. ¡Alalay! (Foto: Andina/Grandez).
Más sobre LIMA