¡Mi patria eres tú!
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Día de los enamorados
"- No te engañes, caballero, ni me engañes a mí - objetó ella con un leve movimiento de su linda cabeza -. Yo sé, y demasiado bien lo sé, para desgracia mía, que tú no puedes amarme. Sé cuales son tu deber y tus leyes: tu padre, tus compañeros y tu patria te llaman, mientras que nosotros somos enemigos tuyos.
- ¿Qué significan para mí ahora mi padre, mis compañeros ni mi patria? - protestó Andreí sacudiendo la cabeza y en toda su esbeltez la figura, ya de por sí erguida como los álamos del río -. Si a eso vamos, mira lo que te digo: ¡yo no tengo a nadie! ¡A nadie, a nadie! - y repetía aquellas palabras con el tono y el ademán del recio e inflexible cosaco cuando manifiesta la decisión de acometer una empresa inaudita e inconcebible para cualquier otro -. ¿Quién te ha dicho que mi patria es Ucrania? ¿Quién me la ha impuesto como tal? La patria es lo que busca nuestra alma, lo que más la atrae. ¡Mi patria eres tú! Sí, tú eres la patria que llevaré en el corazón mientras dure mi vida ¡A ver si hay cosaco capaz de arrancármela del pecho! ¡Los desafío a todos! ¡Por esta patria, que eres tú, estoy dispuesto a venderlo todo, a privarme de todo, a perderlo todo!".
Nikolai V. Gogol
Tarás Bulba
En medio del fragor de la epopeya del pueblo ucraniano por mantener su independencia nacional, la pasión sublime del cosaco Andreí por la hija del enemigo polaco se expresa en la renuncia a todo lo que era sagrado para él.
En el día de San Valentín, recordamos este fragmento que Gogol ambientó en el siglo XVI y que representa el amor arrebatado de todos los tiempos y espacios. Andreí habría de pagar la traición con su vida, a manos de su propio padre: el ejemplar patriarca Tarás Bulba.
Foto: Любовь (Amor) de Shamil Khakirov, Ucrania/Flickr.
"- No te engañes, caballero, ni me engañes a mí - objetó ella con un leve movimiento de su linda cabeza -. Yo sé, y demasiado bien lo sé, para desgracia mía, que tú no puedes amarme. Sé cuales son tu deber y tus leyes: tu padre, tus compañeros y tu patria te llaman, mientras que nosotros somos enemigos tuyos.
- ¿Qué significan para mí ahora mi padre, mis compañeros ni mi patria? - protestó Andreí sacudiendo la cabeza y en toda su esbeltez la figura, ya de por sí erguida como los álamos del río -. Si a eso vamos, mira lo que te digo: ¡yo no tengo a nadie! ¡A nadie, a nadie! - y repetía aquellas palabras con el tono y el ademán del recio e inflexible cosaco cuando manifiesta la decisión de acometer una empresa inaudita e inconcebible para cualquier otro -. ¿Quién te ha dicho que mi patria es Ucrania? ¿Quién me la ha impuesto como tal? La patria es lo que busca nuestra alma, lo que más la atrae. ¡Mi patria eres tú! Sí, tú eres la patria que llevaré en el corazón mientras dure mi vida ¡A ver si hay cosaco capaz de arrancármela del pecho! ¡Los desafío a todos! ¡Por esta patria, que eres tú, estoy dispuesto a venderlo todo, a privarme de todo, a perderlo todo!".
Nikolai V. Gogol
Tarás Bulba
En medio del fragor de la epopeya del pueblo ucraniano por mantener su independencia nacional, la pasión sublime del cosaco Andreí por la hija del enemigo polaco se expresa en la renuncia a todo lo que era sagrado para él.
En el día de San Valentín, recordamos este fragmento que Gogol ambientó en el siglo XVI y que representa el amor arrebatado de todos los tiempos y espacios. Andreí habría de pagar la traición con su vida, a manos de su propio padre: el ejemplar patriarca Tarás Bulba.
Foto: Любовь (Amor) de Shamil Khakirov, Ucrania/Flickr.
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